Mundo - Musica

Pregúntale a Rory Gallagher por la Fender

Jon C. Alonso, Culturamas - 15 de mayo de 2013
Mucha gente pensará, ¿y quién es Rory Gallagher? Un chico loco por Woody Guthrie, Big Bill Broonzy, Lead Belly, Buddy Holly, Lonnie Johnson y Chuck Berry. Solitario, tímido y genial. Nunca supo muy bien aquello de nadar y guardar la ropa. Un outsider, pues las modas no iban con su estilo.

Siempre que viajo a Irlanda hay dos sitios donde me dejó caer. Uno es el Finnegans Wake, mientras saboreo una Guinness se siente el espíritu de Joyce. La otra es Corner Street; allí cuelga la desvencijada, corroída y majestuosa Fender Stratocaster de 1961 del excepcional Rory Gallagher. Una réplica exacta al único amor que quiso de verdad esta mítica leyenda del rock contemporáneo. Mucha gente pensará, ¿y quién es Rory Gallagher? Muy sencillo, busquen en la hemerotecas algunas de las mejores respuestas del  fabuloso zurdo de Seattle, la bestia Jimmy Hendrix — ¿Oye, Jimmy como se siente el mejor guitarrista del mundo? —No tengo ni idea, tío. Pregúntale a Rory Gallagher. Así de contundente y claro dejó quién era el insigne irlandés. Un chico loco por Woody Guthrie, Big Bill Broonzy, Lead Belly, Buddy Holly, Lonnie Johnson y Chuck Berry. Solitario, tímido y genial. Nunca supo muy bien aquello de nadar y guardar la ropa. Un outsider, pues las modas no iban con su estilo. Unas raíces llenas de la vieja prosa de Joyce y la poesía de Thomas Moore trufadas de folk,  R&B y Rock&Roll. No renegaba de su genética. Al igual que su gran perdición: el consumo de alcohol y estupefacientes.

Empero, Rory era diferente algo así como George Beast: el genial 9 del United, su  vecino del otro lado de la frontera en el  norte. La historia del Rock&Roll deja muy claro que su Fender Stratocaster es la primera que llegó a Irlanda. El individuo que la encargó quería una roja y la hermosa “Strat Sunburst” del 61. Ésta, con número de serie 64351 se quedó en la tienda de segunda mano esperando al artista predestinado para semejante botín en 1963. RG, el portento del condado de Donegal, listo y como tan suculento trofeo, costaba un potosí; se buscó la vida para conseguir 100 libras con lisonjas a la buena de su madre (su adolescencia en la bella Cork) que lo adoraba. Con tan solo 15 años tocaba en una de esas showbands que recorrían los salones de baile del país—“Fontana”, así se llamaba el grupo— junto con 8 músicos más, haciendo versiones de otros artistas para un público que solo quería un poco de música, que les ayudara a olvidar la fábrica, la mina.  El tedio de sus existenciales vidas de cualquier sábado por la noche. Finalmente, se formó la legendaria “Taste”, lo cuales, entusiasmaban al auditorio.

Comenzó la primera gran aventura de Rory con Richard “Charlie” McCraken (bajo) y John Wilson (batería) recorriendo Irlanda e Inglaterra. Siempre al lado de su vieja “Strat” sonando a puro R&B y Rock del bueno. Siempre quedo en el aire el hecho del porqué ese aspecto tan cutre de la genial guitarra. Mucha gente llegó a pensar, que la ausencia de pintura y barniz se debían al descuido, y el toque autista del artista. Sin embargo, la  realidad es más que sorprendente. Gallagher tenía un grupo sanguíneo muy raro y la acidez del Ph de su sudor actuaba como un corrosivo natural sobre el instrumento. Viendo sus directos se comprueba que el artista nunca achico una gota de esfuerzo frente a su público. La leyenda de la guitarra no acaba aquí, faltaría. Durante una gira de la banda, la furgoneta fue robada y estuvo un par de semanas  desaparecida e incluso un programa de televisión se hizo eco de la noticia.

Afortunadamente, la guitarra apareció abandonada, casi a modo de atrezo urbano o simplemente campando por algún prado de la hermosa Irlanda. La lluvia y más de un golpe la dejaron dañada, pero increíblemente volvió a su dueño. Una vez en sus manos, juró que nunca la pintaría, ni se desharía de ella, y cumplió su promesa; su Fender Stratocaster le acompañó durante  30 años. Tanto fue el amor entre la Fender y Rory, que en sus grabaciones como en sus directos, apenas la cambiaba. Solo a regañadientes  por una Telecaster con diferente afinación o por sus acústicas dependiendo del repertorio. Nunca estaba contento del resultado, ni con el sonido de la banda ni con las condiciones en las que se realizaban las giras. Tras una memorable actuación en el Isle of Wright Festival en 1970 el grupo Taste, se disuelve y emprende nueva carrera en solitario. Esta etapa se caracterizó por su pasión de fusionar  blues y el rock más eléctrico.

Los años 70 fueron testigos del fenómeno Gallagher que llegó a ser solicitado por los Stones como guitarrista. Sin embargo, esta vez no pactó con el diablo y decidió mantener su ruta de llanero solitario. Se imaginan a RG de gregario “free lance” de esos dos egos vivos (Jagger y Richards) la trifulca no hubiera tardado ni 15 minutos en estallar. Inició una gira como solista, acompañado de su banda por Europa y EE.UU recorriendo así su particular Lonesome Highway en la que podía sentirse a sus anchas combinando el rock and roll y el blues más eléctrico de Craddle Rock con la sensibilidad folk y acústica de Out on the western plain, increíbles arreglos de un tema de Leadbelly. Sus colaboraciones con Muddy Waters, Jerry Lee Lewis y otros grandes son testigos de sus apariciones, pues se lo rifaban. Todo el mundo quería los dedos mágicos de  Rory. Discos como “Blueprint” o “Tatoo” muestran a la perfección estas dos vertientes de un artista nacido para la carretera y que fue capaz de eclipsar a los mismísimos Aerosmith tras tocar como telonero de la bando de Boston. En uno de esos conciertos, en los que Gallagher se metió en el bolsillo a todo el público y después de tres temas de Steve Tyler y los suyos —se morían de celos—la platea seguía coreando el nombre de Rory hasta la extenuación.

Tatoo'd lady live 1975



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